El Problema

Por Freeda

Aún no había pasado un mes desde que Miriam se había cambiado a Quilpué.

En cinco años de matrimonio, se las arregló para estar siempre cerca de algún familiar.

Su residencia anterior era un lugar de campo ubicado a un kilómetro de la casa de sus padres. Esto le permitía ir en busca de ayuda cada vez que lo necesitaba. Para salir de compras al supermercado, hacer un trámite o llevar los niños al médico.

Un día, como a las once sonó el teléfono. En medio de llantos y confusión se oía una voz nerviosa. Casi desesperada. Mamá los niños están enfermos. Tienen fiebre y han llorado toda la mañana. No sé que hacer. Quiero llevarlos al médico pero no tengo dinero. El celular del Chino está fuera de área.

Esta vez su madre no podía acudir en su ayuda. No le quedó otra alternativa. Se armó de valor y fue al negocio del barrio. Llena de vergüenza le explicó a la señora su situación y le pidió diez mil pesos prestados.

Unas semanas atrás esto no habría sucedido.

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *

scroll to top