Vivo intensamente esta sensación de angustia, que no sé bien cuándo ni cómo ha comenzado. En qué momento me di cuenta que mi estómago se revuelve como un canasto de guatitas, no lo sé, no lo puedo definir. Quiero dominar esa sensación aferrándome a la idea, yo puedo y lo voy a lograr…..yo puedo y lo voy a lograr. Pero es inútil.
Me encuentro en un rincón de ese salón inmenso, petrificada en mi silla. A mi alrededor transitan mis compañeros riendo y conversando como si nada. Nadie parece percibir lo que me ocurre. Esa impresión de movimiento sin fin continúa revolviendo mi estómago, pareciera que nunca va a terminar.
¿Cuando llegará el momento de enfrentar la cuestión? el tormento parece infinito.
¿Puede una situación o una persona producir todas esas sensaciones? La incertidumbre estremece mis entrañas, alterando mi respiración que se vuelve cada vez más agitada. Los músculos se contraen alrededor del pecho de tal manera que la respiración se dificulta . Mis latidos tienen un sonido cada vez más agudo que hace retumbar violentamente mis tímpanos, una y otra vez, una y otra vez. Pareciera que el tiempo se detuvo.
Pero no importa, esto alguna vez comenzó y alguna vez tendrá que terminar. ¡Oh¡ ¿Porqué estoy diciendo todo esto? Son las matemáticas, es el infinito, es el profesor. No lo puedo creer. La sensación es la misma que hace cuarenta años atrás. ¿Será posible? Sin duda lo es.
Al hablar de infinito me siento desafiada a expandir mi capacidad, de ver lo que no se puede ver. Es un proceso doloroso, angustiante, desafiante y avasallador. Me preguntó si esto solo me ocurrirá a mi o habrá otros que puedan relatar algo parecido. Un minuto de drama en el espacio sin fin.
En algunos momentos quiero abortar el intento. En otros, me seduce el deseo de descubrir algo, que hay más allá. Y así seguir hasta nunca terminar.
¿Cuál es el hecho a enfrentar y cual es el momento esperado?