Durante la tarde comenzaron los preparativos en la casa de la novia.
Que lata que la amigui se amarre tan joven. Pero ojalá que el hueón sea guena tela. Yo no se si me atrevería. Lo que pasa es que la mina ta´enamora po. Ya no hay na´que hacer. Comentan mientras arreglan unas serpentinas, algo pa picar y harto copete. La idea es que nos curemos, tenimos que pasarlo chancho.
Comenzamos con el copeteo. Hay que ponerle gueno. La Mary reparte para todos lados. Hay que soltarse un poquito. La guena música y vamos bailando.
Por esas cosas de la vida aparece la festejada con el novio. Que gueona como se te ocurre y que queris que le haga si se va a portar bien. Lo mandamos a dormir al fondo de la casa y el tipo educaito se sometió a calzón.
Vamos bailando y sacándose la ropa porque puta que hace calor. Total, entre minas no importa. Pero la Cecy que no tiene muy clara la película y que hace tiempo le tiene ganas a las tetas de su sicóloga se anduvo picando. Como la Juany no la pescaba la hueona el agarró del cogote. Parecía una broma hasta la a empezó a poner azul y a pedir auxilio con los ojos a punto de explotar.
Mientras arreglamos el condoro la novia se metió en la pieza del novio y quería con él. La tía que es chapa a la antigua no podía creer que su niñita quisiera hacerlo antes del casorio. La sacamos de un ala y encontramos a la gringa copetea hasta las patas. Aprovecho que estaba lejos de su casa y se lanzó a la experiencia. La pobre mojigata se sentía tan culpable que pedía su biblia para rezar un rosario. La perra que nunca había puesto una pata en el living de la casa bailaba abrazadita nada menos que con la dueña de casa. Después de eso nadie le creía el cuento que nunca se había curao.
Eran las tantas de la madrugada cuando la novia que se arrancaba con cuanto copete encontrara. Como si quisiera sacarle el jugo a esas últimas horas de libertinaje se tambaleaba pa un lao y pa otro a la orilla de la piscina. Piluchita como Dios la echó al mundo con todas las intenciones de pegarse un chapuzón.