Tul

Por Mujer Imaginaria

La antigua Plaza de Armas es uno de los pocos lugares que recuerdo con cariño de Santiago. En un tiempo fuimos bastante seguido. Jugábamos con mis hermanas corriendo alrededor de ella, una y otra vez. La encontrábamos tan grande. Me parecía que era algo así como un laberinto. Recuerdo haberme perdido un par de veces. Me gustaba una fuente que había. Me quedaba mirándola. Cuando me daba cuenta, todos se habían ido y entonces eso, me perdía. Pero seguramente el lugar no era tan grande como a mí me parecía, porque siempre terminaban encontrándome. También me quedaba mirando el caballo ese. No le encontraba mucha gracia y nunca entendí qué era lo que hacía ahí. Algunas de las veces en las que paseábamos por la plaza, vimos a unos caballeros jugando ajedrez en ese lugar que no sé cómo se llama. Estuve mirándolos un rato, pero me aburrí. Mi papá trató de explicarme de qué se trataba la cosa, pero no entendí nada. No entiendo ahora, menos lo iba a hacer entonces. En fin. Ese lugar en el que los caballeros jugaban ajedrez era mi favorito. Me gustaba porque ahí tocaban música. No sé qué días ni cuantas veces a la semana, pero era en las tardes. Una vez estuvimos ahí cuando ya estaba oscuro. Era verano, así que no hacía frío. Había una pequeña orquesta tocando un vals. Mi papá y mi mamá estaban sentados en un escaño cerca de ahí. Tengo la imagen grabada de haber bailado, sintiendo que flotaba con mi vestido de tul blanco.

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