Nuestro viaje
Por Claudia Donoso
Estimados vecinos quiero compartir mi experiencia en el paseo realizado el día 22 de octubre al Santuario Sor Teresa de los Andes, actividad organizada por la directiva de nuestra Junta de Vecinos y nuestro club del adulto mayor Marta Vega.
Nuestra aventura comienza en la plaza de Campanario donde nos esperaba un bus de la I Municipalidad de Conchalí el cual nos brindó un cálido y confortable viaje. Compartimos nuestro viaje con vecinos de la Villa el Valle lo que fue muy agradable.
Llegando al Santuario nos recibió la Señora Julia Donoso (anfitriona del lugar) la cual nos dio la bienvenida señalándonos los lugares que podíamos visitar.
Encontramos un sector para hacer picnic donde conversamos mucho, contamos chistes y compartimos nuestro cocaví voluntariamente, fue un momento muy grato donde tuvimos la oportunidad de conocernos más entre los vecinos, además pudimos participar de la misa y profesar nuestra Fe.
Por la tarde encontramos un lugar con pasto y mucha sombra donde seguimos conversando y disfrutando de la naturaleza.
Personalmente quiero agradecer la presencia responsable de los vecinos que se comprometieron con el viaje y cumplieron.
Regresamos bien, sin complicaciones, fue muy buena la experiencia. Espero que para una próxima oportunidad podamos participar más vecinos de la comunidad.
Quiero agradecer a los que hicieron posible nuestro paseo Señor Roberto Jul, a la Señora Verónica Vásquez y a nuestra Junta de Vecinos.
Santa Teresa de Los Andes
(Juanita Fernández Solar), es la primera chilena y la primera Carmelita americana que ha alcanzado el honor de los altares.
Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900, en el seno de una familia acomodada muy cristiana. Sus padres fueron Miguel Fernández y Lucía Solar. Desde sus 6 años, asistía con su madre casi a diario a la santa misa y suspiraba por la Comunión, que recibió por primera vez el 11 de septiembre de 1910. Desde entonces procuraba comulgar diariamente y pasar largo rato en diálogo amistoso con Jesús. También desde su niñez vivió una intensa vida mariana que fue uno de los cimientos fuertes de su vida espiritual. El conocimiento y amor de la Madre de Dios vivificó y sostuvo todos los momentos de su camino en el seguimiento de Cristo.